La motivación no se compra. El valor del dinero tiene un límite e incluso puede ser superado por estas tres cosas: autonomía o el deseo de dirigir nuestras propias vidas, maestría o el deseo de ser mejor en algo que nos gusta y propósito o la necesidad de desarrollar nuestro potencial. Esto ocurre en el ámbito de la empresa, en el colegio y en el hogar.